sábado, 29 de diciembre de 2012

El cuento de la criada de Margaret Atwood

He aquí lo que se ha convertido en una de mis lecturas favoritas de este 2012.

Defred es una criada del comandante en la República de Gilead. Puede salir de casa del comandante y su esposa una vez al día para ir a comprar comida acompañada de otra criada. Todos los meses ha de rezar para que el comandante la deje embarazada porque vive en una época donde la fertilidad femenina está en declive. Defred recuerda la época en la que todo era distinto, la época en la que ella yacía con su marido y reían y no entendía lo feliz que era.

Creo que esta es una de las mejores distopías que he leído, porque al igual que 1984 o la Naranja Mecánica, es una distopía terroríficamente auténtica. No hay ninguna escena de extrema violencia, no hay ninguna escena terriblemente sangrienta, pero aun así, el Cuento de la Criada (llamado así como homenaje a Cuentos de Cambridge de Geoffrey Chaucer donde cada capítulo se llamaba “el cuento del carpintero”, “el cuento del clérigo” o parecidos) se mete debajo de la piel como un terror nocturno.

Todas las distopías deberían dejarnos con el regusto con el que me dejó este libro: miedo y alivio. Miedo porque Atwood está describiendo una de las posibilidades de lo que podríamos convertirnos –nosotros, nuestra sociedad, nuestros hijos-; y alivio porque todavía no hemos llegado allí, porque todavía la censura no ha llegado hasta el nivel de prohibirnos leer alegatos como este (aunque es una pena que sea un libro tan poco conocido en España, en muchos institutos estadounidenses es una lectura obligatoria).

Nos situamos en una teocracia donde gobierna un cristianismo desmedido donde se ha vuelto a los valores tradicionales: los hombres a proteger el país, las mujeres a cuidar de la casa. Dejadme que haga un inciso en este apartado; adoro, adoro, adoro, a – do – ro todas las novelas que tengan que ver con la religión, con su impacto y sus consecuencias. La religión me parece tan fascinante como aterradora cuando se intenta usarla como herramienta.

Margaret Atwood sabe cómo manejar al lector a través de nuestra narradora, Defred. Sabe cómo manejarnos sin recaer ni en el pesimismo ni en la autocompasión ni en el tópico de “hay toda una organización de héroes que vendrá a salvarnos”. Podemos ver la evolución de Defred a través de las páginas empezando por una redención impregnada de infinita desolación:

Fuimos las personas que no fuimos en el papel. Vivíamos en los espacios vacíos de la imprenta. Nos daba más libertad. Vivíamos en los espacios entre historias.

Pero cuando la situación se vuelve cada vez más complicada, cuando la tensión se palpa en el aire, vemos a una Defred henchida de esperanza, una Defred idealista y soñadora que todavía espera que el mundo, su mundo, pueda cambiar, moldearse de nuevo. Fue todo un reto para mí leer estos pasajes donde Defred es como una niña soñando despierta en un mundo que está roto.

El cansancio está aquí, en mi cuerpo, en mis piernas y ojos. Esto es lo que te llega al final. Fe es sólo una palabras bordada.

Pero eso no es todo, Defred recuerda cómo era cuando todo era diferente, cuando las mujeres podían pasear por la calle solas y no eran tratadas como motrices con piernas. Los flashbacks de Defred con Luke, con su hija, con su madre, con su mejor amiga Moira. Se culpa por no haber sabido disfrutar lo suficiente de esos momentos, por no haber sabido saborear la libertad y la felicidad que tenía. En mi opinión, esa es la peor sensación que se puede tener, recordar algo que has perdido.

Quiero que todo vuelva a como era antes. Pero es un deseo que no tiene sentido.

El Cuento de la Criada no es sólo una crítica a la represión de las mujeres, a las consecuencias de un extremismo religioso injustificado o al equivocado sentido de la frase “lo hacemos porque ellas son más débiles”. Es mucho, muchísimo más. Cada palabra, cada proposición está cargada con metáforas y alegorías más o menos directas. Porque este libro no se sostiene sobre personajes, diálogos, acciones repentinas, giros inesperados, sino todas estas cosas y todo el cariño, todo el mimo que tiene Atwood por las palabras y por la escritura. Entiende que muchas rebeliones están en las palabras, en las páginas, en el sentido que le damos, en el conocimiento que esconden. Por ejemplo, las criadas tienen prohibido leer.

VEREDICTO:

Los mejores libros son los que conservas mucho después de haberlos leído. Los libros que tienes ganas de releer porque sabes que todavía quedan cosas que el libro tiene que enseñarte. El Cuento de la Criada es uno de esos libros.

La traducción en castellano es bastante decente, de hecho es una de las pocas que cuenta con una buena sintaxis sin erratas ni faltas, pero no puede comprarse con la escritura de Margaret en original que es mucho más feroz y mucho más aguda.

¡Felices vacaciones!

8 comentarios:

San dijo...

Wow, no tenía ni idea de la existencia de este libro pero wow, me han entrado unas ganas tremendas de leerlo, a pesar de que con estos temas me pongo un poco nerviosa jajaj
Besineeees

Eleazar dijo...

Lo pintas genial. Me lo apunto. :D

Clara C. L. dijo...

Que ganas por favor de leerlo... Tiene pinta de poner los pelos de punta, pero aún así me atreveré. ¡Besos!

Aineric dijo...

Oye, pues no lo conocía, pero me llama mucho. ¡Me lo apunto, gracias! :D

Anónimo dijo...

Genial! me lo apunto!!

Sawako dijo...

Alendax,
Espero que mi madre no tenga ya comprados los regalos de Reyes, o que ya tenga demasiados libros o algo por el estilo, porque este libro va directo a mi lista. A mi lista inmediata, entiéndeme.
El día que dejes de reseñar novelas memorables me avisas y me preparo para ahorrar y esas cosas, pero hoy por hoy, creo que si no leo El cuento de la criada reventaré o algo por el estilo.
Y el día que las reseñas dejen de ser igual de memorables no hará falta que me avises, porque ya me daré cuenta de que algo muy grande se ha perdido y de que la magia de tus palabras y esa forma en que te cuelas entre las tapas y lo sacas todo a tajada limpia, sentimiento por un lado y análisis crítico por otro se te ha escapado. Que no llegue nunca ese día, ¿eh? :D
Muchas gracias y muchos besos,
Sawako :3

Alba Úriz Malón dijo...

No hay mejor distopía que una en la que la religión se ha erigido como ley y señora.

Parece un libro muy chulo. Y terrorífico...

Joan dijo...

No había oído nada de él y me llama mucho el tema y la historia. Y si encima dices que es una distopía de las buenas (vamos, que no es de "usar y tirar" como la mayoría de distopías que hay ahora)... Ya me lo he apuntado. No creo que me lo regalen en Reyes pero bueno, ya tengo un autoregalo :D

¡Saludos!

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