Las Pruebas–asdfghjkl- de James Dashner

Este es el único sitio donde “asdfghjkl” se considera una palabra hecha y derecha.

Resolver el laberinto se suponía que era el final. No más pruebas, no más huidas. Thomas creía que salir significaba que todos recobrarían sus vidas, pero ninguno sabía a qué clase de vida estaban volviendo. Árida y carbonizada, gran parte de la tierra es un territorio inservible. El sol abrasa, los gobiernos han caído y una misteriosa enfermedad se ha ido apoderando poco a poco de la gente. Sus causas son desconocidas; su resultado, la locura.
En un lugar infestado de miseria y ruina, y por donde la gente ha enloquecido y deambula en busca de víctimas, Thomas conoce a una chica, Brenda, que asegura haber contraído la enfermedad y estar a punto de sucumbir a sus efectos. Entretanto, Teresa ha desaparecido, la organización CRUEL les ha dejado un mensaje, un misterioso chico ha llegado y alguien ha tatuado unas palabras en los cuellos de los clarianos. La de Minho dice «el líder»; la de Thomas, «el que debe ser asesinado».

A pesar de todo, mis expectativas en Las Pruebas no eran muy altas. El Corredor dejaba el listón muy alto y las reseñas que leí no eran especialmente entusiastas. Como siempre, estuve completamente equivocada.

Las Pruebas es vertiginoso, rápido y adictivo. Me recordó mucho a En Llamas en ese sentido, en el que una segunda parte podía incluso mejorar una obra tan brillante como la primera.

Con el ritmo que poseen Las Pruebas, se podría tildar a El Corredor de un libro aburrido. Opino que un ritmo tan ágil podría no llegar a gustar a los lectores con paladares más detallistas. Sin embargo, a mí me dejó desconcentrada y encantada.

El desarrollo del argumento está llevado con maestría. Dashner sabe exactamente lo que hace, las piezas encajan, los engranajes giran, todo está medido al dedillo. ¡Bravo señor! Si sois los escépticos que pensaban que tras el Corredor, la saga se dedicaría a rizar el rizo os tengo que dedicar un enorme ¡já, ingenuos! Guardad vuestras teorías, apartad vuestras expectativas; si todavía no conocéis el término BLOW UP, James os lo enseñará.

La ambientación es otro punto a favor. Dashner no se va por las ramas con extensos capítulos para describir dunas de arena y sin embargo consigue meter al lector de lleno en ese escenario apocalíptico y hostil.

No, no es una muy buena reseña, pero el problema es vuestro que perdéis el tiempo leyendo reseñas malas en vez de leer una de las pocas joyas que hoy en día nos ofrece la literatura juvenil.

VEREDICTO:

Casi 500 páginas que parecen 10.

Gracias a Nocturna