Tralalalá de Laura Gallego

¿En serio es necesario un resumen? Hala, vale, es mi deber como reseñadora mediocre.

Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas..., y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso... y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque..., el lugar donde los árboles cantan.

¿Hay alguien que no haya crecido viajando a Idhún, escalando la Torre, tocado las alas de Ahriel o coleccionando relojes insólitos? Yo soy esa clase de personas que no puede valorar a los autores que lleva leyendo toda la vida, porque me he hecho mayor con ellos, he aprendido muchas cosas de sus libros, he cerrado los ojos y he volado gracias a ellos. Y tal es el caso de Laura, con la que nunca jamás podré ser objetiva.

Donde los Árboles Cantan es una novela que me ha devuelto a mi tierna edad de psicópata de 10 años que se escondía debajo de la cama para leer sus libros y hablaba de dragones y unicornios a los niños del patio –cuando digo que no tengo amigos, es que de verdad, no tengo amigos-. Me he acordado de cómo Laura consigue emocionarme, deleitarme con sus palabras, llevarme a los lugares más extraordinarios. Por ello, esta nueva novela es una delicia, un manjar, una joyita, un tesoro para los nostálgicos.

Donde los Árboles Cantan es básicamente aventuras. Puras y duras. Lucha, lucha, descubrimiento, exploración, revelación importantísima, beso, más luchas. Laura recupera ese espíritu de novela aventuresca que poseía en sus inicios. Un libro que me recordó a mi época de soñadora empedernida.

Probablemente no sea lo mejor de Laura pero ¿qué más da? Yo soy de ese grupo clandestino al que no le gustó Memorias de Idhún –pero me gusta Kirtash, me gusta y punto- pero sin embargo adoro la forma de narrar y de escribir de Laura. Ella, que no se deja llevar por las corrientes de la literatura juvenil y sigue sus propias pautas. Ella, que tiene una auténtica legión de incondicionales.

No es que yo haya perdido mis poderes sobre el sarcasmo y la reseña mala, es que estos dos términos no pueden ser utilizables con esta autora. ¡Ojo! Que todos estos halagos no se deben en absoluto por la gran polémica de la crónica de Zaragoza, je, je, je no son en vano, el libro también tiene partes donde la acción serpentea peligrosamente, razonamientos propios de un niños de 3 años, conclusiones precipitadas. Pero ¡dejémoslo estar! Lleva la firma de Laura al fin y al cabo.

CONCLUSIÓN:

Opiniones dispares las habrá siempre, pero este no es el caso. La espera a nuestra Laura en estado puro ha merecido la pena.

Gracias a mi follamiga Isabel, que es amor y te envía los libros de Navidad tres meses antes.