viernes, 31 de agosto de 2012

La belleza no está ni el interior, ni el exterior; está en el medio de Alyssa B. Sheinmel

Si el instituto fuese un cuento de hadas, Conelly Sternin sería Rapunzel, encerrada no en un torre por una malvada bruja sino en el altísimo edificio de apartamentos por los exámenes finales, las solicitudes a la universidad y todos los secretos que guarda. Y si Connelly es Rapunzel, Jeremy Cole es el príncipe de la corona, hijo de una rica y próspera familia neoyorquina. Así que cuando se sienta a su lado a la hora del almuerzo, Connelly no puede estar más sorprendida. Pero Jeremy también guarda un trágico secreto, y Connelly es la única que puede ayudarle. Mientras su amistad crece, Connelly aprende que la verdad y no los secretos, es la que se tiene que guardar y proteger. Y que entre amigos, la verdad, por dura que sea, también es hermosa.

Esta ha sido una traducción amateur, con todos sus errores e incoherencia. I’m so sorry.

The beautiful between es un libro-merienda. Sencillito, facilito, de letra grandota y 182 paginillas. Desde luego, no es nada que no se haya escrito, no es ninguna revelación divina y tampoco es una obra trascendental para la evolución de la especie humana. Como bien dice una de sus críticas, es satisfactorio y creíble. No pretende ser ninguna otra cosa, más que una novelita cortita, realista y entretenida. Y creo que por eso funciona tan bien.

La historia está contada desde el punto de vista de Connelly Sternin, una chica de clase alta, pero sin pretensiones de niña pija y mimada, independiente, autosuficiente, normalucha y no demasiado memorable. A Connelly le gusta imaginarse que el instituto es un cuento de hadas.

[…] I could de Rapunzel; I do have long hair and I’m locked not so much in a tower by a wicked queen as in an Upper East Side apartament building by the SATs and college applications.Which are wicked enough for a hundred wicked queens and then some. Just my luck: Rapunzel, who wasn’t a princess at all; Rapunzel, who –in some of the versions of the story –didn’t have a happy ending.

Podría ser Rapunzel; tengo el pelo largo y estoy encerrada no tanto como en una torre por una reina malvado, sino en un apartamento del Upper East Side por los exámenes finales y las solicitudes a la universidad. Que son lo bastante malvadas para un centenar de reinas malvadas y un poco más. Qué suerte la mía: Rapunzel, que no era una princesa en absoluto; Rapunzel (que según algunas de las versiones de la historia) no tuvo un final feliz.

Connelly quizá no es una de las protagonista más inolvidables sobre las que he leído, pero no me resultó odiosa –lo cual es todo un logro-. Vive con su madre que proviene de una familia bien y su padre, murió cuando ella tenía dos años. Pero siempre ha habido un secreto respecto a él, uno que parece que su madre no está dispuesta a revelarle. Connelly se hace amiga del chico más popular del instituto, Jeremy Cole, y sé lo que pensáis, y no, no hay ni amor a la primera vista, ni un romance alto en calorías, de hecho, no hay romance en absoluto. Connelly y Jeremy desarrollan una amistad PRE – CIO – SA, de esas que te hacen dejar el libro y decir ¡ooooooh, qué monos! Ese romance no se echa en falta, la relación entre ellos dos es demasiado bonita para querer que se convierta en algo más. Probablemente esta amistad, sea lo mejor de todo el libro. Es raro, casi improbable, encontrar con un amistad chica/chico sin que haya ni amoríos ni triángulos de por medio hoy en día en la literatura lij.

Jeremy, por otro lado, es encantador. No encantador en plan intento-fallido-de-chico-simpático-aka-Étinne-St.-Clair, encantador de verdad. Comete errores, dice tonterías, fuma a medianoche y va a fiestas todos los fines de semana, pero a mí me pareció un personaje auténtico, un adolescente que se equivoca y trata de redimir sus errores, no el falso chico Ken al que nos tienen acostumbrados. Una vuelta de tuerca de personaje.

No hay nada más que destacar sobre los personajes, hay un elenco de secundarios (como la madre de Connelly, o Kate la hermana pequeña de Jeremy), pero no sirven más que para fomentar la relación entre ambos. Porque este no es un libro de muchos personajes, tan sólo de dos y de lo que puede haber entre ellos.

Por otro lado, tenemos “le mystère” que no es misterioso para nada. Al final, los secretos de ambos no son ni de lejos tan grandes como se pintaban desde el principio, y se acaban resolviendo de la forma más sencilla y mundana posible.

La novela no sólo trata sobre Jeremy y Connelly, Sheinmel también aborda temas como el cáncer, el hacerse mayor y el descubrirse a uno mismo. Todo llevado al extremo de la sencillez.

VEREDICTO:

Quizá no os merezca la pena, porque este libro no os va a descubrir nada nuevo, pero creo que es la lectura perfecta para el invierno, en una tarde de domingo para leer debajo de las mantas.

4 comentarios:

Clara C. L. dijo...

La portada es una pasada, pero no me gustan las novelas-merienda, así que no creo que la lea. Muy buena reseña. ¡Un beso!

Anónimo dijo...

Se bonito y entretenidillo ;)
besos!

ѕweeт ѕara dijo...

No conocía el libro y la verdad es que no termina de llamarme, supongo que me esperaré a una tarde de domingo en invierno para ver si lo puedo coger con ganas ;)

Un besote! =)

Ángel oscuro dijo...

No tenía ni idea de este libro, la verdad sea dicha, pero no termina de convencerme.
Lo veo como un libro pasable que quedará relegado a un rincón en mi memoria.

Un besote :D

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