Por si no ha quedado claro, sufro de trastorno de personalidad. En realidad, hay dos yos. Yo (y yo). El primer yo es el amable, dulce, egoísta, curioso (ejem, más bien, loco, freaky, siniestro e idiota) y mi segundo yo es... bueno... sin comentarios (normal, cariño, a diferencia de ti soy normal). Así que, aquí estoy (estamos, bonita, estamos) yo, soportándolo todos los días (más bien, yo te soporto a ti). Por no es tan díficil tener a alguien tan pesado chillándote en la cabeza todo el día (¿a no? ¿y por qué te tiras de los pelos, lloras y pides clemencia al cielo todos los días?). Pensé en llamarle Bartimeo (en todo un alarde de originalidad), pero como Bartimeo me parecía demasiado benevolente, lo he decidido llamar Morris (yo te llamo zampabollos y todos contentos). Así que ya conocéis a mi"querido" Morris (amado, idolatrado, adorado, venerado y admirado Señor Todopoderoso).
Y ahora, es cuando la señorita va a llorar al baño,
deprimida. ¡Ay pobrecilla! ¡Cuantísimo lo siento! Bueno, en realidad no.
2 comentarios:
Como dice aquel poema de Juan Ramón Jiménez...
YO NO SOY YO
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pié cuando yo muera.
O algo así, ¿no?
Hey, Di, te ha salido competencia (NdD: ...ya veo, ya... pero nadie maneja el látigo como yo ^_^ (NdJ_M: ...puedo asegurarlo, tú...)).
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Ríe, llora y sopla dientes de león.