Girl saves boy a.k.a La chica del lago de Steph Bowe

Cuando Jewel Valentine salva a Sacha Thomas en el mismo lago en el que se ahogó su hermano, no se imagina las consecuencias de este acto. Sacha, sarcástico e irónica y Jewel misántropa y fuerte. Una historia de amor, amistad, familia, enanos de jardín  secuestrados y langostas emancipadas.

No tenía ni idea ¿vale? Ni la más remota idea de que alguien de dieciséis años podría hacer obras de arte de este tipo. Ni siquiera sabía que alguien –adolescente o adulto- pudiera crear una tragicomedia tan cómica y trágica –nunca mejor dicho- moderna con tanto estilo.

Ya veo que me equivocaba.

La chica del lago relata la existencia de dos adolescente, Jewel –un tanto marginal- y Sacha –un carácter un tanto especial-. Los dos con sus propios problemas, con pasados oscuros y trágicos. Pero con muchísima maestría, Bowe no se deja llevar por los sentimentalismos ni los lloriqueos que podría suponer un argumento como este. Ella reinventa clichés, fabrica situaciones inolvidables y crea personajes reales. Añadiéndole su toque particular. Bravo, chica, bravo.

Si me conocéis lo sufiecente, sabréis que me pirran los dramones lacrimógenos. Pero, suelo ser bastante crítica con estos. No todo libro que trate de sexo, anorexia o drogas ha de ser un buen libro. Pues bien, este no es el caso. Bowe simplemente te arranca una sonrisa conviertiendo algo duro rozando lo cruel en cómico y adolescente, sin pretensiones, sin –demasiadas- lágrimas, sin dramatismos excedidos.

Pero no os dejéis engañar, la autora no trata de irse por las ramas y adornarlo todo con florituras y arcoiris. Al contrario, La chica del lago tiene momentos duros, momentos en los que se relata que a pesar de todo, estos chicos no lo tienen nada fácil. Pero creo que esa combinación de triste y divertido, de situaciones absurdas y escenas melancólicas es lo que conforman un mensaje en el que básicamente se resume la novela: “vive la vida”.

Lo más curioso es la edad de la autora. Aún estoy en puro flipe. Con tan sólo 17 años goza de una madurez, un sentido del humor y un talento que ya les gustaría a muchos autores adultos. Toda una sorpresa, la verdad. Ha nacido una estrella… o una pluma.

VEREDICTO:

Cómica, sarcástica, madura, diferente. Una historia sorprendente, una delicia para los poco sentimentales.