COSAS ODIOSAS (#5) Hablemos de como Meyer nos ha lavado a todos el cerebro

Holas.

Ya que soy de las primeras en criticar los amoríos quinceañeros, este tema polémico no podía quedarse sin un Cosas Odiosas. Señores y señores, les presento el Cosas Odiosas Nº 5.

Vale, ya hablé de estos temas en las anteriores entregas, pero no profundicé del todo.

Yo siempre digo que este es un blog en el que Crepúsculo está vetado, pero hablo de Crepúsculo siempre que se me presenta la oportunidad –básicamente para cagarme en él, pero le sigo dando publicidad-, pero hoy retiraré mi veto.

Todo se originó por el 2007 –no me pidáis fechas exactas, no tengo ganas de hacer Sherlock- cuando comenzó la famosa Twilight Fever –que ahora va siendo desplazada por la Bieber Fever, ¿alguien se ha imaginado a las biebermaniáticas vs. las crepusculeras? Yo sí. Da miedo-. Este boom se vio muy reflejado en la literatura juvenil ya que desde entonces, el público masculino fue relegado y todos los libros que llegaban estaban claramente destinado al femenino.

¡Brr, os odio familia Cullen! Por vuestra culpa tengo la estantería llena de basura comercial. Y Edward no me mires así, que te saco a Morris. Hale, ya lo he dicho.

Tópicos de estos libros que se aprecien a simple vista:

• Portadas. Negras, oscuras, algo góticas. Con frases tipo: Amor prohibido entre seres separados o algo de ese rollo.
• El Yo. Que vale, que sí, que la 1ª persona está muy bien, pero a ver a mí que me expliquen porque ahora todos los libros tienen que ser contados por la CHICA que se enamora de un CHICO. Y no me vale eso de que lo cuenta un CHICO que se enamora de la CHICA, porque ESE chico parece UNA CHICA y la CHICA EN CUESTIÓN, es un Edward Cullen descafeinado.
• La frase. Mayoritariamente de la Señora Estrepeo-las-portadas-de-los-demás-porque-soy-así-de-guay, también llamada Stephenie Meyer. Sinceramente, lo que le hizo a CDS no tiene perdón de Dios. Y aparte de ella, te ponen críticas de periódicos que son de los EE.UU y yo no soy de los EE. UU así que me da igual que lo diga el famoso Booklist o que lo diga Manolo el del Bombo.
• Sagas que parecen no tener fin. Las sagas están muy bien, ya que los escritores también son personas y necesitan ganarse el pan de cada día, pero ¡ostras! creo que los libros autoconclusivos son piezas de anticuario ya.

Bueno hasta aquí los tópicos que podíamos encontrar con sólo sostener el libro en nuestras manos. Porque desde luego, los cuatro tópicos anteriores vienen –obviamente- con la vena crepusculiana. Si nos ponermos a profundizar –momento en el que me froto las manos y me río histéricamente- podemos sacar muchos más parecidos con el Famoso Libro y otros tópicos que se han ido desarrollando a raíz de este fenómeno.

Tópicos que encontramos en un libro si nos sentamos seriamente a leerlo:

• Trama muy simple. En esta clase no hay que ni sacar ni moralejas, ni enseñanzas ni nada de nada. Libros jugosos a simple vista, que sólo entretienen al lector y hacen al editor llevarse un dinerillo al bolsillo. ¡Ojo! Que eso no quiere decir que el libro en cuestión sea malo ni mucho menos. Hay veces en las que coges un libro y que no entiendes ni la primera palabra, así que no viene mal leer novelas sencillotas que no te den quebraderos de cabeza.
• Protagonistas insulsos. Llamadme loca, pero creo que hay una fábrica para estos sujetos. Porque últimamente sólo veo chicas y chicos sin personalidad profanando llenando las páginas. Tenemos a la chica: tonta, superficial, dramática empedernida, desgraciada, llorica, frágil pero adorable –según el protagonista masculino, porque a mí me parecen lamentables-, guapas pero con muy poca autoestima, egoístas e insufribles. Vale, yo no sé que tiene eso de hermoso, atractivo o sugerente. Porque desde luego, la gran parte de ELLAS son así y me parece que eso es del siglo anterior, porque es muy extraño encontrar chicas que se han quedado tan anticuadas. Vamos con ELLOS; siempre son más altos, más guapos, más musculosos, más listos, más populares, más divinos de la muerte, más carismáticos, con más amigos. Vamos que son superiores a las pobres damiselas en apuros. Además los chicos son unos mujeriegos, mientras que nuestras protagonistas son unas inocentes virginales. No sé vosotros, yo estoy HARTITA de los mismos de siempre. Venga cambiémoles el nombre, cambiémosles el color de los ojos y ¡voilá! ya tenemos a la nueva parejita de amantes que va a causar sensación.
• La epidemia Luna Nueva en las Segundas Partes. Y esto es algo que viene directamente del progenitor. Siempre, en las segundas partes, la nueva parejita que causa sensación se separa. ¡Tragedia! Una pelea, una bronca, un viaje, una ruptura o simplemente se alejan por extrañas razones. Y allí es donde la aparación el fabuloso “Tercero en Discordia” que no sirve absolutamente para nada, bueno sí, para meter más páginas, darle dolores de cabeza al lector con tanta indecisión de la protagonista. ¡Chica, búscate un perro!
• No somos vampiros ¡somos la familia Addams! La moda de los vampiros parece mitigar. Ya sabéis, se pone el Señor Escritor ante su estudio y dice: Venga va, voy a escribir sobre hombres que se convierten de cerdos, ¡cerdiótropos! adolescentes porque si escribo sobre vampiros me acusaran de plagiar a la Meyer y yo estoy escaso de ideas. Pues eso, el mismo esquema, los mismos personajes, sólo cambiamos a las criaturas mitológicas –¿y por qué no ponen minotauros, eh? Siempre he querido leer una historia de amor entre minotauros, ay-.
  
  
  
  El novio PERFECTO

Y bueno, por no hablar de las películas. Porque cada libros juvenil que sale, derechos cinematográficos vendidos. Aunque ¿quién sabe lo que pasará con esas películas?

También tenemos que hablar de claras excepciones de las historias de amor que sobresalen sobre aquellas que parecen más bien una campaña de marketing. He aquí unos ejemplos: El Cielo está en Cualquier Parte, La Trilogía que no necesita presentación, Por Trece Razones

Y creo que por hoy se me han acabado los despotriqueos (¿despotriqueos? ¿Pero eso existe?). 

¡Nos leemos en el 2011, leonescos!