PRINCESAS HELADAS Y ALAS DE HUESO de Laurie Halse Anderson

Éranse una vez, dos princesas que dormían en cajetillas de cristal, volaban sobre las nubes y se escondían en sus entrañas. Un día, se prometieron que serían jóvenes y hermosas para siempre. La sangre brotó de sus dedos y los labios formaron sonrisas heladas. Entonces vino una bruja malvada, con patas de arañas y caramelos en los ojos. Se llevó a una de las princesas. Y no la devolvió. A la princesa restante no le asusta la bruja maliciosa. Está decidida a burlarla. Pero, ¿qué hacer si la que atormenta tus sueños no es otra que tu mejor amiga? La princesa no puede amedrentarse. Está decidida a ser hermosa, hasta la tumba.

Lia no debe comer. Comer está mal. Es pecado. Lia no quiere ser gorda y fea. Cassie tampoco debía comer, porque Cassie también quería ser joven y hermosa. Pero Cassie murió, pero los fantasmas no dejaron a Lia. Asquerosas magdalenas, repugantes burritos. vomitivas salchichas. Ella no lo necesita. Lo necesita pero no puede porque es doloroso. No quiere. Es una chica de hielo. Hasta la tumba.

Como ya dije, Frío fue una de las mejores lecturas del año pasado. Sabía que me iba a gustar (es así de sadista), pero no tenía ni idea de que me iba a encantar, de que iba a convertirse en un libro que me quitaba el sueño por las noches.

Frío es preciosoinolvidablememorabledurofantásticorealistadesgarradorpoéticometafóricopequeñograndeenormediminutofríocálidoheladoardientereflexivoarrolladorcruelhumanoseveroinsoportableprecioso.

SOBRE CHICAS CERILLAS DORMIDAS DE ATAÚDES DE MARFIL

¿Aún no lo he dejado claro? Frío es lo suficientemente duro para horrorizar a cualquiera y es demasiado hermoso para no dejar indiferente a nadie.

Anderson aborda un tema tan delicado y trillado en la literatura juvenil como lo son los desórdenes alimenticos y la percepción de la perfección de una adolescente de un modo tan etéreo, tan sutil, tan bucólico, tan juvenilmente adulto que me he visto metida en la piel de Lia, pasando las páginas junto a ella.

Laurie Halse Anderson sabe meterse en la piel de una adolescente con problemas, sabe utilizar su voz, sabe como no pasarse y que esto parezca un libro puritano. Un bravo para la señora Anderson por coger un tema tan peliagudo por las pinzas y servírnolos en la historia que impregna las páginas. Olé, olé y olé.

Desde luego que tal vez Frío no sea la historia más adecuada para espíritus aventureros, porque desde luego en lo referente a acción, pues anda muy, muy escaso. Resumiendo, no pasa absolutamente nada de gran importancia. Un final hermoso, pero previsible desde las primeras páginas. Pero yo no soy una chica de acción, soy una sensiblera adicta a la poesía. He ahí la razón de mi adoración a Frío.

Tampoco lo fuerte de este libro son los personajes. Lia no me pareció lo suficientemente profunda y Cassie, bueno, Cassie estaba ahí, más que nada, para el desarrollo psicológico de la protagonista y la principal subtrama. Los demás personajes se presentan un poco clichés aunque como Anderson tiene una pluma magistral y les da un vuelta y el cliché se hace difuminoso conforme avanzan las hojas.

Es una historia que deja huella, tanto muy buena tanto como muy mala. Creo que no existe el punto intermedio.

Frío nos ofrece una visión retorcida y oscura, a la vez que irónica y sarcástica del turbulento mundo de la adolescencia. Oscuro y lleno de luz. Adoro la prosa de Lia Laurie -me repito más que el salmorejo pero es que adoro como escribe esta mujer-.

VEREDICTO:

¿Aún no os ha quedado claro que este libro hay que leerlo? ¿Sí o sí?